Sólo a través de estos incidentes se vuelve a cuestionar la política antidrogas que se atiende -o desatiende- en México y específicamente en Mexicali, donde según cifras oficiales de autoridades de salud, existe una contabilidad de 98 fallecidos en 2024 vinculados al consumo de drogas. El número es equiparable a la mitad de los asesinatos que pueden ocurrir en un año en la ciudad.
La cifra -que si bien es alta- podría estallar de forma proporcionada, de no ser por el intenso trabajo de contención que realizan organizaciones como Verter y la propia Cruz Roja de Mexicali, los cuales refieren atender hasta 900 casos al año de sobredosis, derivado de la contabilidad del uso de naloxona en las calles, un medicamento utilizado para contrarrestar los efectos de los opioides, como la heroína y el fentanilo.
Dichas cifras son estimaciones por parte de organismos no gubernamentales que intentan diagnosticar -dentro de sus posibilidades- la realidad de la problemática del consumo de drogas en la Capital bajacaliforniana, toda vez que las acciones y esfuerzos de primera línea por parte de autoridades estatales y federales, son insuficientes para atender el alto nivel de consumidores de droga.
La realidad es que las autoridades carecen de cifras fidedignas que ayuden a dimensionar la realidad sobre el consumo, y por ello, resulta muy fácil para la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, presumir ante su homólogo estadounidense, Donald Trump, que en México no se tiene un problema de consumo, cuando la realidad es que ni siquiera se cuenta con un diagnóstico sobre la realidad en el país o la región.
El año pasado, el secretario de Salud, Adrián Medina Amarillas, reconoció por primera vez que se había documentado un aumento del 10 por ciento en el consumo de fentanilo en Baja California, pero mientras el funcionario reconocía la incidencia de un fenómeno que data del año 2014 en el vecino país del norte, organismos locales ya distribuían naloxona como una medida de contención, además de alertar de la presencia de xilacina (un depresor para caballos) en la droga que se consumía a nivel local y guardaban alerta ante la posible distribución de nitazeno, un opioide aún más poderoso que el fentanilo, el cual ya se detecta en otros países, pero que en México aún no se cuenta con pruebas rápidas para su identificación.
MÁS DE 900 ATENCIONES AL AÑO
Lourdes Angulo, activista y operadora del centro de reducción de daños Verter, en la Zona Centro de la ciudad, habló con ZETA sobre las atenciones que realizan en coordinación con autoridades preventivas y socorristas de la Cruz Roja, además de los propios consumidores, para reducir el impacto del consumo de enervantes con las muertes asociadas al mismo.
De estas cifras, aproximadamente a 50 personas no las han podido rescatar durante un proceso de sobredosis, lo que representa un número muy alto en comparación con los fallecimientos.
Según la información que ha proporcionado meses atrás por el Servicio Médico Forense (Semefo) en relación al estudio de consumidores y fallecimientos que terminan bajo resguardo de la dependencia del Poder Judicial, se establece que en Mexicali el 50 por ciento de los muertos es consumidor de alguna droga, y de ellos, el 20 resultó positivo de fentanilo.
A través de estos estudios (que ya van en los cinco mil reactivos) se pudo establecer la hipótesis de que narcomenudistas o distribuidores mezclan las drogas para potencializar sus efectos y reducir costos. Esto ha quedado claro al confirmar que la mayoría de los consumidores de fentanilo también resultan positivos a metanfetamina.
La versión establecida inicialmente por Semefo en los años que lleva la investigación, es confirmada por la agrupación Verter, pues también detectan mezcla de otros opioides con el fentanilo.
“Regularmente es casi el 100 por ciento de esta sustancia (mezcla de heroína con fentanilo). También en algún el año pasado estuvimos haciendo detección de xilacina y por algunos meses estuvieron saliéndonos varias muestras positivas a ésta y también estuvimos informando y alertando a la comunidad sobre qué hacer o cuáles son los riesgos del consumo de la xilacina”, refirió Angulo.
Siguenos en Nuestras Redes