Ovidio Guzmán López sería el primero de los hijos del capo mexicano en reconocer su culpabilidad ante un tribunal federal estadounidense
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Captura de un video difundido por el gobierno mexicano que muestra la detención de Ovidio Guzmán López en 2019. |
Ovidio
Guzmán López, uno de los cuatro hijos del infame capo mexicano del
crimen conocido como el Chapo, tiene previsto este verano declararse
culpable de una serie de cargos federales relacionados con narcotráfico,
según consta en documentos judiciales presentados el martes.
De
llevarse a cabo la audiencia del 9 de julio en Chicago, como está
previsto, Guzmán López se convertiría en el primero de los hijos del
Chapo, conocidos colectivamente como los Chapitos, en reconocer su
culpabilidad ante un tribunal federal estadounidense.
Jeffrey
Lichtman, abogado de Guzmán López, dijo que su cliente aún no había
llegado a un acuerdo definitivo con el gobierno, pero que esperaba
tenerlo en los próximos meses.
Guzmán López es quizá más conocido
por haber provocado una sangrienta batalla entre pistoleros del cártel
de la droga de Sinaloa y el ejército mexicano en octubre de 2019 en la
ciudad de Culiacán, históricamente el bastión urbano del cártel.
En
un alarde de brutal agresividad, los operativos del cártel humillaron a
las autoridades mexicanas al obligar al gobierno a liberar a Guzmán
López poco después de su captura.
Fue detenido de nuevo en México
en enero de 2023 y extraditado a Estados Unidos ese mismo septiembre
para enfrentar cargos de narcotráfico en un tribunal federal de Chicago.
Fue nombrado en una extensa acta de imputación junto con su hermano
mayor, Joaquín Guzmán López; sus dos hermanastros, Iván Archivaldo
Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar; y el antiguo socio
comercial de su padre, Ismael Zambada García.
En una historia que
parecía sacada de un narco thriller, Joaquín Guzmán López secuestró a
Zambada García en Culiacán el verano pasado y lo llevó en avión al otro
lado de la frontera para ponerlo bajo custodia de agentes federales
estadounidenses.
Joaquín Guzmán López también ha estado
negociando con las autoridades federales de Chicago para llegar a su
propio acuerdo de culpabilidad.
Después de que el Chapo, cuyo
verdadero nombre es Joaquín Guzmán Loera, fuera declarado culpable en un
juicio histórico celebrado en Brooklyn en 2019 y condenado a cadena
perpetua, los investigadores del FBI, la DEA y el Departamento de
Seguridad Nacional enfocaron su atención en los hijos, quienes heredaron
partes del fracturado imperio de su padre.
El caso contra Guzmán
López en Chicago se fundamentó en el trabajo de investigadores de esa
ciudad, Washington y San Diego, e incorporó un vasto conjunto de pruebas
aportadas por testigos que cooperaron. Examinó exhaustivamente la venta
de drogas y delitos violentos desde 2008.
El acta de
procesamiento de Chicago acusaba a Ovidio Guzmán López de actuar como
“coordinador logístico” del cártel, ayudando a supervisar grandes envíos
de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos. El
acta decía también que ayudó a transferir a México —y a lavar en ese
país— las ganancias de la droga procedentes de consumidores
estadounidenses.
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